Carlos
Ml. Muñoz J.
Los movimientos sociales están
evolucionando gracias al proceso globalizador (redes sociales, etc.)
de una mejor manera para llevar a cabo la difusión de los mensajes
en pro del cambio, parece que ya no es tan necesaria la presencia de
los individuos en determinado lugar, en contacto contínuo,
organizándose, la tecnología y la misma interconexión permite
coordinar acciones entre grupos sociales que se interconectan hoy
dentro de una red heterogénea; todos, luchando por los mismos
ideales, tratando de construir un nuevo mundo.
Es claro que la estrategia
social debe de seguirse organizando en pro de ideales comunes, para
coordinar los esfuerzos que lleven a constituir ese Mundo Mejor, sin
embargo, a éstas alturas de la Historia, la mayoría de las personas
convergen en ideales comunes (ideas para una sociedad justa,
equitativa, solidaria, etc.), esas ideas que son las que en suma
proponen todas aquellas personas que desde todos los rincones del
Mundo, hacen su aporte ya sea: Cuidando el Medio Ambiente,
Promoviendo los Derechos Humanos, Reclamando Justicia Social,
Defendiendo a las Minorías, Reclamando la Democracia, Promoviendo
Estados Justos, Promoviendo la Solidaridad, Promoviendo El Altruímo,
etc.; éstos ideales comunes considero (como gran premisa de
éste escrito) ya están interiorizados a hoy, en la mayoría de las
personas dentro de su filosofía personal, la cual finalmente, es
conformada por las costumbres, tradiciones, obligaciones morales y
éticas, de las que en el transcurso de su vida han aprendido; es
interesante notar que éstos principios además de provenir desde
filosofías humanistas, son evidentemente promovidos, y desde hace
mucho tiempo, gracias a la difusión de normas morales y éticas
desde las doctrinas religiosas.
La religiosidad, dígase,
musulmanes, judíos, brahmanistas, zoroastristas, cristianos, entre
otros, casi en su mayoría, las doctrinas que se transmiten, obedecen
a los mismos principios de: Justicia, Solidaridad, Equidad, entre
otros. Evidentemente, no son dueñas de una postura tolerante y
definen los conceptos según la interpretación de cada doctrina,
pero por lo menos convergen a ideas que si se ponen en práctica de
una manera correcta, debe de llevar ésto, a la coordinación de
acciones positivas de parte de la sociedad.
Apartado de la religiosidad,
el pensamiento gnóstico y el ateo, impulsan estrategias de
convivencia que en suma son coherentes con los mismos ideales,
solamente divergen en cuanto a las ideas del respeto a una divinidad.
Ambos pensamientos son profundamente científicos, lo que hace que
logren observar la vida desde una perspectiva objetiva, sin
considerar opiniones subjetivas, lo que les favorece que su crítica
sea muy válida.
La sociedad que promueve el
Nuevo Mundo, esa sociedad que es la suma de todos los movimientos
sociales que heterogéneamente forman una masa coposa (alrededor del
Mundo), es la que se mueve en los principios de: Solidaridad,
Respeto, Tolerancia, Equidad, Defensa de la naturaleza, etc.; a lado
de ésta, camina otra que no se mueve buscándo éste ideal; ésta
otra, es la que se mueve bajo las ideas mercantilistas (egoísmo,
individualismo, darwinismo social, etc.). Es válido observar que la
“otra sociedad” se mueve en increíble incoherencia con los
principios que ha heredado su formación religiosa y ético-moral, o
en algunos casos en contradicción con un pensamiento racional. Como
antes observé, las morales y éticas que provienen desde las
doctrinas -sea cual sea-, se fundamentan la gran mayoría en los
mismos principios de solidaridad, justicia, equidad, y las más, se
les agrega grandes destellos de tolerancia.
Observado lo anterior, es
posible deducir que de pleno toda la sociedad no actúa
coherentemente con sus principios, que en suma, son los que
motivan los actos de todos los individuos que gozamos de una
condición de libertad plena; si la mayoría de la sociedad actuara
en coherencia con lo que le ha heredado su Cultura, no existiría
otro resultado más que una sociedad promovida mayormente por los
principios “buenos” y la misma, sería mayormente correcta.
Así pués la clave de la
Nueva Revolución, me parece, no está en las grandes organizaciones
sociales que se destaquen por su idealismo o por su lucha contínua,
desinteresada; la revolución se encuentra a un metro de distancia,
en las acciones individuales de personas que muy atinadamente,
actuando en coherencia con sus normas personales de vida,
promoverán esa sociedad justa, solidaria y equitativa con la que
éste Ser Humano, hace miles de años sueña. Será la suma de todas
esas acciones, que podrán ser grupales o individuales, lo que
determinará el camino de nuestro futuro. Como se vé no es un camino
difícil de comprender, solamente necesitamos poner en praćtica la
tarea de vivir en coherencia con nuestras más preciadas normas de
vida, que seguramente todas están de alguna u otra forma ligadas a
la norma magna de la Justicia.
Lo correcto.
Actuar correctamente, debe de
ser cosa que se piense y se reflexione profundamente, ésto no puede
partir de la opinión personal que nos ataca ante tal o cual
situación, la “cosa correcta”, diría un jurista, se aplica para
nosotros los seres humanos desde una medida muy amplia, entiéndose
como amplio, todo el universo del conocimiento que existe ante
tal o cual tema.
Actuar, se parece a juzgar, nada más que sin la posibilidad de atacar a consciencia a tal o cual situación. Actuar se acompaña con el principio humano de la libertad, que le obliga de previo ante cualquier situación de la vida (al ser humano), a convertirse en el absoluto responsable de sus actos; tal condición, implica, que nunca podremos justificar tal o cual acción debido a que no se nos es posible, a menos de que estemos obligados de vida o muerte a actuar, obligarnos a hacer ésta o la otra cosa.
Ante éste panorama, como ser humano, mi acción debe de ser sumamente responsable para conmigo mismo, dicha acción debe de implicar que “yo” en un sentido ABSOLUTO, avalo cualquier decisión que lleve a cabo. Dicha naturaleza, no aplicaría por ejemplo para androides (robots humanos), con una tarjeta de memoria que le hace actuar de tal o cual forma; como nosotros seres humanos (pensantes), somos capaces de racionalizar cualquier decisión, tal escenario androideano no nos describe.
Lo correcto, entonces, como seres humanos, parte de la visión de Justicia, la cual intenta encontrarle una solución al gran problema de la Humanidad sobre conocer la respuesta de ¿qué es lo bueno? y de ¿qué es lo malo?, que a su vez parte de de la necesidad de ordenar en un sentido COHERENTE las acciones humanas de todas y todos nosotros; ordenarlas (nuestras acciones) de manera que sean para el beneficio común de la sociedad. Dicha visión de Justicia, muy resumidamente, es el resultado de la retroalimentación que han heredado siglos de Historia dentro del pensamiento humano universal; despúes de muchos Imperios, esclavitudes, batallas, dogmas, mentiras, y pensamientos reveladores (positivos), nos empujan como a una pequeña barquita que es llevada por el mar, a la arena de nuestro presente.
Nuestra interpretación de lo correcto (la Justicia), por lo tanto, no se puede resumir de buenas a primeras, en palabras llenas de un sentido personal, donde abarquemos dentro de nuestros argumentos, lo que a nuestro parecer es la realidad (la verdad); comúnmente estaremos obligados a actuar conforme a nuestro criterio. Si queremos actuar conforme a lo que nuestra Historia dicta como Justicia, de manera muy sabia, debemos de someternos a un estudio meticuloso del pasado, recordando los escenarios, debatiendo las dudas, debatiendo nuestras verdades, para después de un examen exhaustivo, y después de presentar justas pruebas, en ese momento, como buenos jueces, podamos estar en la capacidad de emitir criterio alguno, de manera que opinemos, en la medida de lo posible, correctamente.
No creo prudente, por lo anterior, previo a cualquier decisión nuestra, arrancar al pasado de golpe o tacharlo con un línea, solo por que como seres humanos llenos de ego, nos gusta tener la razón. No creo prudente, además dejar excluidos a cada uno de nuestros antepasados, que de la misma manera vivieron, le contaron a sus hijos sus historias, soñaron con mundos mejores, con derrotar las cadenas que les imponían Imperios -omnipotentes-; no creo justo arrebatarle ese derecho que tienen hoy a debatir nuestra verdad, a recomendarnos muy sabiamente cual es nuestro camino.
La intención de éste apartado, es aclarar que comúnmente asociamos "lo correcto" con nuestra manera de pensar, que si bien es una consecuencia de años de vida, ésta, a menos de que razone en un sentido COHERENTE con la Historia y el Conocimiento, dejará por fuera de nuestro elaborado criterio, razones objetivas que se alinien con la realidad.
Considerar criterios subjetivos (muy personales), puede derivar en acciones incorrectas, perdiéndose así nuestra intención de ser responsables con nuestros actos. Ésto duele barbaridades; duele por cuanto muchas y muchos (pobres y miserables que se somenten al látigo que les hereda la historia), e inclusive nuestra propia sociedad, dependen del buen razonamiento, de la buena conclusión (criterio) de parte de nosotros. Esa depuración, finalmente, de lo que creemos correcto es generada por la investigación; dicha conclusión no cree en mentiras, dicha investiga mas allá de lo que dicen, dicha conclusión duda de todo y solo creé en el conocimiento, que viene a páginas, a preguntas, a certezas nuestras no de nadie; certezas como Siglos de Historia, certezas como pruebas absolutas de la verdad.
Actuar, se parece a juzgar, nada más que sin la posibilidad de atacar a consciencia a tal o cual situación. Actuar se acompaña con el principio humano de la libertad, que le obliga de previo ante cualquier situación de la vida (al ser humano), a convertirse en el absoluto responsable de sus actos; tal condición, implica, que nunca podremos justificar tal o cual acción debido a que no se nos es posible, a menos de que estemos obligados de vida o muerte a actuar, obligarnos a hacer ésta o la otra cosa.
Ante éste panorama, como ser humano, mi acción debe de ser sumamente responsable para conmigo mismo, dicha acción debe de implicar que “yo” en un sentido ABSOLUTO, avalo cualquier decisión que lleve a cabo. Dicha naturaleza, no aplicaría por ejemplo para androides (robots humanos), con una tarjeta de memoria que le hace actuar de tal o cual forma; como nosotros seres humanos (pensantes), somos capaces de racionalizar cualquier decisión, tal escenario androideano no nos describe.
Lo correcto, entonces, como seres humanos, parte de la visión de Justicia, la cual intenta encontrarle una solución al gran problema de la Humanidad sobre conocer la respuesta de ¿qué es lo bueno? y de ¿qué es lo malo?, que a su vez parte de de la necesidad de ordenar en un sentido COHERENTE las acciones humanas de todas y todos nosotros; ordenarlas (nuestras acciones) de manera que sean para el beneficio común de la sociedad. Dicha visión de Justicia, muy resumidamente, es el resultado de la retroalimentación que han heredado siglos de Historia dentro del pensamiento humano universal; despúes de muchos Imperios, esclavitudes, batallas, dogmas, mentiras, y pensamientos reveladores (positivos), nos empujan como a una pequeña barquita que es llevada por el mar, a la arena de nuestro presente.
Nuestra interpretación de lo correcto (la Justicia), por lo tanto, no se puede resumir de buenas a primeras, en palabras llenas de un sentido personal, donde abarquemos dentro de nuestros argumentos, lo que a nuestro parecer es la realidad (la verdad); comúnmente estaremos obligados a actuar conforme a nuestro criterio. Si queremos actuar conforme a lo que nuestra Historia dicta como Justicia, de manera muy sabia, debemos de someternos a un estudio meticuloso del pasado, recordando los escenarios, debatiendo las dudas, debatiendo nuestras verdades, para después de un examen exhaustivo, y después de presentar justas pruebas, en ese momento, como buenos jueces, podamos estar en la capacidad de emitir criterio alguno, de manera que opinemos, en la medida de lo posible, correctamente.
No creo prudente, por lo anterior, previo a cualquier decisión nuestra, arrancar al pasado de golpe o tacharlo con un línea, solo por que como seres humanos llenos de ego, nos gusta tener la razón. No creo prudente, además dejar excluidos a cada uno de nuestros antepasados, que de la misma manera vivieron, le contaron a sus hijos sus historias, soñaron con mundos mejores, con derrotar las cadenas que les imponían Imperios -omnipotentes-; no creo justo arrebatarle ese derecho que tienen hoy a debatir nuestra verdad, a recomendarnos muy sabiamente cual es nuestro camino.
La intención de éste apartado, es aclarar que comúnmente asociamos "lo correcto" con nuestra manera de pensar, que si bien es una consecuencia de años de vida, ésta, a menos de que razone en un sentido COHERENTE con la Historia y el Conocimiento, dejará por fuera de nuestro elaborado criterio, razones objetivas que se alinien con la realidad.
Considerar criterios subjetivos (muy personales), puede derivar en acciones incorrectas, perdiéndose así nuestra intención de ser responsables con nuestros actos. Ésto duele barbaridades; duele por cuanto muchas y muchos (pobres y miserables que se somenten al látigo que les hereda la historia), e inclusive nuestra propia sociedad, dependen del buen razonamiento, de la buena conclusión (criterio) de parte de nosotros. Esa depuración, finalmente, de lo que creemos correcto es generada por la investigación; dicha conclusión no cree en mentiras, dicha investiga mas allá de lo que dicen, dicha conclusión duda de todo y solo creé en el conocimiento, que viene a páginas, a preguntas, a certezas nuestras no de nadie; certezas como Siglos de Historia, certezas como pruebas absolutas de la verdad.
Actuaremos correctamente, si
interpretamos la verdad en éste sentido.
La Justicia (Política).
La Justicia recoge nuestras
acciones las analiza y las somete a su criterio. Ese criterio lo
emite en el marco del desarrollo evolutivo de la Sociedad Humana; en
el marco de tal complejidad de las relaciones humanas, intenta
orientar, como se dijo en el apartado anterior, coherentemente, las
acciones mayormente correctas que deben de ejecutar los individuos.
La Justicia, sin embargo, no
es exactamente ese criterio humanizador que objetivamente vela por la
Igualdad entre los individuos, puede asociarse ésta, con las
intenciones que han tenido los políticos a través de la historia,
en cada coyuntura, dígase: la Democracia Griega, la República
Romana, el Imperialismo, la Edad Oscura del Siglo XV, los Estados
Nacientes del Siglo XVI, las Monarquías de los Siglos XVII- XVIII, y
las Nuevas Democracias que nacieron en el marco de Estado Liberal en
el Siglo XIX; se puede decir que éstos políticos que tomaron parte
en la dirección de éstas sociedades, adecuaron su Justicia a
las intenciones de conservar su poder, de manera que
evitaron la promoción de la libertad absoluta de los derechos de
todos los individuos, otorgándoles en cambio, garantías mínimas
como el acceso a los servicios públicos previo al pago de un tributo
o impuesto. De alguna manera esa voluntad que ellos imponían, a eso
se le consideró Justicia.
No podemos olvidar los esbozos
filosóficos que se han hecho a través de la Historia desde los
Imperios Orientales, de éstas culturas que poseen gran cantidad de
sabiduría, de principios morales y éticos, hasta las filosofía
desarrollada de la misma Grecia de Sócrates ó en la filosofía
moderna, donde en el marco de una Sociedad
Ilustrada, se diera paso a la obsolescensia de las creencias
teístas (Dioses), marcando así la evolución hacia un nuevo ser
humano cientifista, que buscó por sí mismo la verdad de las cosas.
Bueno, éstos esbozos filosóficos, proponen la libertad del
individuo, libertad como derecho, libertad como “justicia” ante
las barbaridades que sus gobernantes cometían contra ellos.
Así pués, más cercano a
nosotros, desde mediados del Siglo XIX Marx proponía la Justicia
Social, el derecho de todos, el derecho del proletariado, de la clase
trabajadora frente sus detractores la clase empresarial burguesa;
éste también es un ejemplo de la búsqueda de la Justicia, que se
busca similar a siglos anteriores, como respuesta a una opresión en
contra de los menos favorecidos.
La Justicia Política,
entonces, se puede decir que ha variado moderadamente según la
perspectiva ideológica de quién la ejecute; en primera instancia
podríamos creer que existe una Justicia la cual ha sido, todas las
normas adoptadas por los poderosos para hacer que la ley de alguna
forma trabaje para que ellos puedan mantener el poder; ésto,
visto de una perspectiva realista en la que puede converger el
pensamiento de Foucault, Hobbes, Maquiavelo, filósofos que entienden
el poder, no como un vegamen, si no, como una realidad que actúa si
es cómplice con los intereses reales de poder
gobernar una sociedad, es una posición muy conveniente
para evaluar la Historia y la Justicia, por que al tenor de la
pruebas (que nos brinda la Historia), evidentemente no existe una
relación igualitaria entre gobernantes y gobernados, lo que existe
es una relación vertical entre los menos poderosos con respecto a
los más poderosos.
En un sentido idealista, en
otra instancia, existe una lista de filósofos como Kant, Sartre,
Rousseau, etc., y de maestros como Jesús, Buda, Zoroastro, etc., que
proponen que efectivamente, sí existe la posibilidad de que se logre
una relación igualitaria ente todos los seres humanos de manera que
los gobernados puedan relacionarse igualitariamente con sus
gobernantes; ésta tesis, a hoy, es la que ha logrado construir el
Estado Democrático como le conocemos, en el que a partir de la
conformación de una asamblea de ciudadanos, ésta Asamblea,
representa el poder del Pueblo.
Entonces, la Justicia, ese
gran diamante que todas las sociedades desean poseer en sus manos
para vivir en un “justa” conviviencia, se torna, a partir de la
complicidad humana, como algo difícil de obtener, pues la misma
representa las intenciones en algunos casos de políticos de que sus
ideales personales sean los que se cumplan y en otros casos la
realización del pensamiento de Justicia que acompaña a la
Democracia (Contrato Social: Rousseau).
Bueno, entonces en el marco de
todo éste conflicto, al que se le podría ubicar como
teórico-práctico, debe de concurrir que exista la verdadera forma
efectiva de la Justicia, por que no podemos quedarnos divagando entre
las páginas de la Historia, y nunca por la razones antes citadas,
llegar a concocer por lo menos de lejos, la verdadera Justicia.
La intención de la Ley
(Montesquieu), es componer de la mejor manera las relaciones humanas
de los individuos entre los mismos individuos y de los individuos con
el Estado, y además de éstas formas básicas, las relaciones entre
los grupos sociales con ellos mismos, con los individuos y con el
Estado. La Ley entonces, es la dimensión escrita de la Justicia, es
en donde todo éste conflicto filosófico entre realismo e idealismo
converge de manera que se dictan normas para componer las relaciones
humanas, de una manera coherente.
A la Justicia, se le puede
observar gracias a la Ley, en torno a ella es que podemos debatir los
acontecimientos que han sucedido a lo largo de la historia, podemos
observar con fatalidad cómo hace siglos la esclavitud fué algo
justo, y de la misma manera, observar con grato regocijo, cómo a hoy
existen los Derechos Humanos, que significan la protección más
grande para el respeto de la integridad humana, entre otras cosas,
reconoce el Derecho de la Libertad de todos los hombres y mujeres.
Sea la Ley que sea, ésta será la que observe el comportamiento de
la sociedad; entonces, podremos a partir de tales observaciones
criticar la forma en que se imparte de la Justicia.
La Ley, empero, cuya
imparcialidad intenta componer un sistema equilibrado, y en cuyo
espíritu yacen hoy redactadas muchas normas coherentes con los
intereses de una sociedad correcta, posee dentro de sus
características intrínsecas, una que es una gran debilidad, ella
(La Ley), es interpretada por personas (Jueces), mismas, que poseen
la característica de poder cometer equivocaciones y/ó de juzgar
para su conveniencia, por lo tanto, al estar interpretada (La Ley)
por las mismas personas, queda de alguna manera limitado su sentido
de objetividad y su eficiencia. El paso de los siglos nos lo ha
demostrado, y nuestro presente también.
La Justicia, sin embargo, más
que una Ley que pone en práctica su fisolofía, que es capaz de
juzgar acciones humanas, es un ideal, un ideal que se necesita para
que nuestra errada humanidad, intente encontrar la luz al final del
túnel, luz que nos la ha opacado ese ansioso deseo de PODER que es
el máximo cómplice de todos los desastres que hemos cometido y
seguimos cometiendo.
Observado lo anterior,
considero que en el caso de que la Justicia no tenga la capacidad
total de dictar y ejecutar las mejores normas, entonces, quedará en
manos de nosotros mismos poder sugerir el camino por el que debe de
caminar nuestra sociedad; a la luz de los principios que
individualmente profesamos, esa incidencia en la aplicación
coherente de nuestras acciones con nuestros principios, puede
iluminar el camino, un camino que los demás que no le comprendan,
necesitarán observar pero en las acciones de otros; como ejemplos
vivientes de nuestra justicia, podremos ser nosotros mismos los
jueces que interpreten cuál debe de ser la SOCIEDAD CORRECTA.
Nuestra Responsabilidad.
Lo que he intentado exponer a
lo largo del escrito gira en torno a una razón común, gira en torno
a que todas las acciones tienen un responsable, se llama nosotros
mismos, son nuestros actos, que se han multiplicado durante
siglos de historia los que componen a hoy, nuestro presente. Es
entonces evidente, que nos debe de preocupar lo que hacemos pues
dichas acciones nos llevarán a consecuencias. Nuestras acciones
parten de cosas simples hasta complejas, parten del cotidiano
sobrevivir a la intrincada sociedad, somos individuos que poseen una
cartera amplia de acciones; todas ejecutándose difúsamente por
toda la sociedad, construyen la Sociedad.
Los actos que consistan en
promover principios coherentes con lo correcto, serán los que
beneficien nuestra convivencia de una manera saludable, los otros
actos que se asocian con el poder, la avaricia, el deseo de poseer
cada vez más, producirán Mundos desiguales, torpes, como en el que
hoy caminamos.
Claramente, debemos de asumir
una responsabilidad que es la que se asocia con razonar
conscientemente si cada cosa que hacemos nos lleva a construir una
SOCIEDAD JUSTA, si cada cosa que hacemos nos ayuda a construir
sociedades pacíficas que convivan sanamente en armonía. Como se
describió antes, nuestros ideales desean que la Sociedad camine en
armonía, no desean guerras estúpidas por estúpidas ansias de
poder, ni desean poseer más tierra a punta de armas y ejércitos. La
responsabilidad a la que estamos sujetos, por lo tanto, es la de
actuar coherentemente con los actos que promueven ésta sociedad
correcta, así, de esa manera, nuestras actitudes humanas no
caminarán en rutas contradictorias como las de ésta sociedad que
desea la Paz a través de la Guerra.
Si finalmente, lográramos
comprender que las acciones individuales de cada uno de nosotros,
todas ellas convergen para convertir la Gran Sociedad, creo que con
buena lógica decidiríamos actuar correctamente, que cada
cosa lleve a su relativa consecuencia, como cuando salimos de casa y
decimos: -volveré pronto-, con esa seguridad diremos, -éste es
el camino-.
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