lunes, 1 de julio de 2013

Libertad de expresión: reflexión.



                                                                                  

                                                                                       Carlos Ml. Muñoz J.



Viernes, 9 de noviembre de 2012.



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En éstos tiempos en que se observa la violencia generada en muchos de los rincones de nuestro planeta, en los que las democracias a nivel mundial, muchas de ellas ven afectada su estabilidad por la intervención extranjera, las guerras han seguido, porque nunca se han detenido, corrompiendo las esperanzas de una humanidad unida, en donde nosotros todos y todas, aceptando nuestras diferencias, logremos convivir dentro de nuestros territorios; en éstos tiempos,
pienso que no somos amos del planeta, somos y hemos sido hijos de sus recursos, no somos dioses inmortales, somos seres débiles que se unen para poder sobrevivir. En éstos tiempos en que éstas divisiones entre nosotros los sobrevivientes, entre nosotros (los mismos), se manifiestan más fuertemente, debemos de proclamar y hacer correr la voz de la paz alrededor de cada calle y cada rincón de este país. 

El Estado costarricense, ha estado mal administrado por sus administradores, existe demasiada evidencia de que el hurto a las arcas de éste, ha sido en proporciones increíbles y gigantescas, en donde se ha dejado sin dinero lo que antes tenía, se ha dejado sin dinero programas, instituciones y obligaciones, que son todas en suma las que favorecen el mantenimiento de la paz.
En éstos tiempos en que en suma, alrededor del Mundo se observa, como las guerras hacen desastres que afectan únicamente al ciudadano común, a ese ciudadano que no tiene parte en el conflicto. A ese ciudadano, le destruyen su hogar, le destruyen su país; y  de  ésto, es absolutamente culpable este sistema  individualista en el que solo nos interesa nuestro bien  (y por eso es que se hacen las guerras entre los países), solo nos interesa nuestro bien, y por ésto es que todavía millones mueren de hambre. Observado lo anterior, es totalmente incomprensible, inhumnano, absurdo desde cualquier parte de la lógica, no tener el derecho irrevocable a expresar un reclamo con el fin de acabar con ésta maldición, que destruye a pasos agigantados la humanidad.
Acto seguido, en éstos tiempos, ya existen suficientes normas que defienden las causas de las mayorías, las causas, de defender ese derecho a expresarse buscado por más de 6000 años, antes de que se le declarara inmortal en el año de 1948, después de sufrir una guerra mundial. Menciono solo algunas como:
  1. El Artículo 19 de la "Declaración Universal de los Derechos Humanos", se lee: "Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión."
  2. La "Convención Americana sobre Derechos Humanos" o "Pacto de San José de Costa Rica" de 1969, en el Artículo 13,
  3. La Convención Europea de Derechos Humanos, aprobada en el marco del Consejo de Europa, proclama la libertad de expresión en su Artículo 10;
adherido a lo anterior, existe en el marco de nuestra Constitución Política, los artículos 26, 27 y 28 respectivamente, en donde se defiende éste tema, así como la resolución de la Sala Constitucional 2000-02868 en donde se hace una interpretación extensiva de éste derecho.


Debemos entonces, hoy como ciudadanos manifestantes del derecho a la Libertad, para nosotros y para nuestros hermanos, reclamar que en Costa Rica, no se violente o se atente en contra de éste principio, que aunque para algunos desde su miopía social les parezca insignificante, es la base del equilibrio para que la sociedad pueda convivir en una Democracia.

Es peligroso, cuando el poder, que es la peor maldición que arrastramos los seres humanos, que es la peor de las debilidades del hombre, pueda obligar a esas mentes susceptibles a tomar acciones que vayan en contra de las ideas de una sociedad pacífica.
  
 Al Mundo, le urge que los ciudadanos valientes marchen pacíficamente en favor de defender el derecho de expresarse por su país; cada uno y cada una, gozamos, hoy, de nuestra fuerza inapelable,  de decir en favor de la paz lo que sea necesario.

Puesto que cada una de las piedras de la calles, han sido puestas  por cada uno de nuestros hombres y mujeres; y por que todos tenemos parte cuando alguna gota de sudor roza ésta hermosa tierra, cuando estamos trabajando, que también,  cada uno de nosotros le escoja su destino, al que tenemos derecho como ciudadanos todavía libres de un país libre.

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