martes, 21 de enero de 2014

Una Revolución Personal: La Coherencia


Carlos Ml. Muñoz J.



Los movimientos sociales están evolucionando gracias al proceso globalizador (redes sociales, etc.) de una mejor manera para llevar a cabo la difusión de los mensajes en pro del cambio, parece que ya no es tan necesaria la presencia de los individuos en determinado lugar, en contacto contínuo, organizándose, la tecnología y la misma interconexión permite coordinar acciones entre grupos sociales que se interconectan hoy dentro de una red heterogénea; todos, luchando por los mismos ideales, tratando de construir un nuevo mundo.

Es claro que la estrategia social debe de seguirse organizando en pro de ideales comunes, para coordinar los esfuerzos que lleven a constituir ese Mundo Mejor, sin embargo, a éstas alturas de la Historia, la mayoría de las personas convergen en ideales comunes (ideas para una sociedad justa, equitativa, solidaria, etc.), esas ideas que son las que en suma proponen todas aquellas personas que desde todos los rincones del Mundo, hacen su aporte ya sea: Cuidando el Medio Ambiente, Promoviendo los Derechos Humanos, Reclamando Justicia Social, Defendiendo a las Minorías, Reclamando la Democracia, Promoviendo Estados Justos, Promoviendo la Solidaridad, Promoviendo El Altruímo, etc.; éstos ideales comunes considero (como gran premisa de éste escrito) ya están interiorizados a hoy, en la mayoría de las personas dentro de su filosofía personal, la cual finalmente, es conformada por las costumbres, tradiciones, obligaciones morales y éticas, de las que en el transcurso de su vida han aprendido; es interesante notar que éstos principios además de provenir desde filosofías humanistas, son evidentemente promovidos, y desde hace mucho tiempo, gracias a la difusión de normas morales y éticas desde las doctrinas religiosas.
La religiosidad, dígase, musulmanes, judíos, brahmanistas, zoroastristas, cristianos, entre otros, casi en su mayoría, las doctrinas que se transmiten, obedecen a los mismos principios de: Justicia, Solidaridad, Equidad, entre otros. Evidentemente, no son dueñas de una postura tolerante y definen los conceptos según la interpretación de cada doctrina, pero por lo menos convergen a ideas que si se ponen en práctica de una manera correcta, debe de llevar ésto, a la coordinación de acciones positivas de parte de la sociedad.
Apartado de la religiosidad, el pensamiento gnóstico y el ateo, impulsan estrategias de convivencia que en suma son coherentes con los mismos ideales, solamente divergen en cuanto a las ideas del respeto a una divinidad. Ambos pensamientos son profundamente científicos, lo que hace que logren observar la vida desde una perspectiva objetiva, sin considerar opiniones subjetivas, lo que les favorece que su crítica sea muy válida.

La sociedad que promueve el Nuevo Mundo, esa sociedad que es la suma de todos los movimientos sociales que heterogéneamente forman una masa coposa (alrededor del Mundo), es la que se mueve en los principios de: Solidaridad, Respeto, Tolerancia, Equidad, Defensa de la naturaleza, etc.; a lado de ésta, camina otra que no se mueve buscándo éste ideal; ésta otra, es la que se mueve bajo las ideas mercantilistas (egoísmo, individualismo, darwinismo social, etc.). Es válido observar que la “otra sociedad” se mueve en increíble incoherencia con los principios que ha heredado su formación religiosa y ético-moral, o en algunos casos en contradicción con un pensamiento racional. Como antes observé, las morales y éticas que provienen desde las doctrinas -sea cual sea-, se fundamentan la gran mayoría en los mismos principios de solidaridad, justicia, equidad, y las más, se les agrega grandes destellos de tolerancia.

Observado lo anterior, es posible deducir que de pleno toda la sociedad no actúa coherentemente con sus principios, que en suma, son los que motivan los actos de todos los individuos que gozamos de una condición de libertad plena; si la mayoría de la sociedad actuara en coherencia con lo que le ha heredado su Cultura, no existiría otro resultado más que una sociedad promovida mayormente por los principios “buenos” y la misma, sería mayormente correcta.

Así pués la clave de la Nueva Revolución, me parece, no está en las grandes organizaciones sociales que se destaquen por su idealismo o por su lucha contínua, desinteresada; la revolución se encuentra a un metro de distancia, en las acciones individuales de personas que muy atinadamente, actuando en coherencia con sus normas personales de vida, promoverán esa sociedad justa, solidaria y equitativa con la que éste Ser Humano, hace miles de años sueña. Será la suma de todas esas acciones, que podrán ser grupales o individuales, lo que determinará el camino de nuestro futuro. Como se vé no es un camino difícil de comprender, solamente necesitamos poner en praćtica la tarea de vivir en coherencia con nuestras más preciadas normas de vida, que seguramente todas están de alguna u otra forma ligadas a la norma magna de la Justicia.


Lo correcto.


Actuar correctamente, debe de ser cosa que se piense y se reflexione profundamente, ésto no puede partir de la opinión personal que nos ataca ante tal o cual situación, la “cosa correcta”, diría un jurista, se aplica para nosotros los seres humanos desde una medida muy amplia, entiéndose como amplio, todo el universo del conocimiento que existe ante tal o cual tema.

Actuar, se parece a juzgar, nada más que sin la posibilidad de atacar a consciencia a tal o cual situación. Actuar se acompaña con el principio humano de la libertad, que le obliga de previo ante cualquier situación de la vida (al ser humano), a convertirse en el absoluto responsable de sus actos; tal condición, implica, que nunca podremos justificar tal o cual acción debido a que no se nos es posible, a menos de que estemos obligados de vida o muerte a actuar, obligarnos a hacer ésta o la otra cosa.

Ante éste panorama, como ser humano, mi acción debe de ser sumamente responsable para conmigo mismo, dicha acción debe de implicar que “yo” en un sentido ABSOLUTO, avalo cualquier decisión que lleve a cabo. Dicha naturaleza, no aplicaría por ejemplo para androides (robots humanos), con una tarjeta de memoria que le hace actuar de tal o cual forma; como nosotros seres humanos (pensantes), somos capaces de racionalizar cualquier decisión, tal escenario androideano no nos describe.

Lo correcto, entonces, como seres humanos, parte de la visión de Justicia, la cual intenta encontrarle una solución al gran problema de la Humanidad sobre conocer la respuesta de ¿qué es lo bueno? y de ¿qué es lo malo?, que a su vez parte de de la necesidad de ordenar en un sentido COHERENTE las acciones humanas de todas y todos nosotros; ordenarlas (nuestras acciones) de manera que sean para el beneficio común de la sociedad. Dicha visión de Justicia, muy resumidamente, es el resultado de la retroalimentación que han heredado siglos de Historia dentro del pensamiento humano universal; despúes de muchos Imperios, esclavitudes, batallas, dogmas, mentiras, y pensamientos reveladores (positivos), nos empujan como a una pequeña barquita que es llevada por el mar, a la arena de nuestro presente.

Nuestra interpretación de lo correcto (la Justicia), por lo tanto, no se puede resumir de buenas a primeras, en palabras llenas de un sentido personal, donde abarquemos dentro de nuestros argumentos, lo que a nuestro parecer es la realidad (la verdad); comúnmente estaremos obligados a actuar conforme a nuestro criterio. Si queremos actuar conforme a lo que nuestra Historia dicta como Justicia, de manera muy sabia, debemos de someternos a un estudio meticuloso del pasado, recordando los escenarios, debatiendo las dudas, debatiendo nuestras verdades, para después de un examen exhaustivo, y después de presentar justas pruebas, en ese momento, como buenos jueces, podamos estar en la capacidad de emitir criterio alguno, de manera que opinemos, en la medida de lo posible, correctamente.

No creo prudente, por lo anterior, previo a cualquier decisión nuestra, arrancar al pasado de golpe o tacharlo con un línea, solo por que como seres humanos llenos de ego, nos gusta tener la razón. No creo prudente, además dejar excluidos a cada uno de nuestros antepasados, que de la misma manera vivieron, le contaron a sus hijos sus historias, soñaron con mundos mejores, con derrotar las cadenas que les imponían Imperios -omnipotentes-; no creo justo arrebatarle ese derecho que tienen hoy a debatir nuestra verdad, a recomendarnos muy sabiamente cual es nuestro camino.

La intención de éste apartado, es aclarar que comúnmente asociamos "lo correcto" con nuestra manera de pensar, que si bien es una consecuencia de años de vida, ésta, a menos de que razone en un sentido COHERENTE con la Historia y el Conocimiento, dejará por fuera de nuestro elaborado criterio, razones objetivas que se alinien con la realidad.

Considerar criterios subjetivos (muy personales), puede derivar en acciones incorrectas, perdiéndose así nuestra intención de ser responsables con nuestros actos. Ésto duele barbaridades; duele por cuanto muchas y muchos (pobres y miserables que se somenten al látigo que les hereda la historia), e inclusive nuestra propia sociedad, dependen del buen razonamiento, de la buena conclusión (criterio) de parte de nosotros. Esa depuración, finalmente, de lo que creemos correcto es generada por la investigación; dicha conclusión no cree en mentiras, dicha investiga mas allá de lo que dicen, dicha conclusión duda de todo y solo creé en el conocimiento, que viene a páginas, a preguntas, a certezas nuestras no de nadie; certezas como Siglos de Historia, certezas como pruebas absolutas de la verdad.

Actuaremos correctamente, si interpretamos la verdad en éste sentido.


La Justicia (Política).

La Justicia recoge nuestras acciones las analiza y las somete a su criterio. Ese criterio lo emite en el marco del desarrollo evolutivo de la Sociedad Humana; en el marco de tal complejidad de las relaciones humanas, intenta orientar, como se dijo en el apartado anterior, coherentemente, las acciones mayormente correctas que deben de ejecutar los individuos.

La Justicia, sin embargo, no es exactamente ese criterio humanizador que objetivamente vela por la Igualdad entre los individuos, puede asociarse ésta, con las intenciones que han tenido los políticos a través de la historia, en cada coyuntura, dígase: la Democracia Griega, la República Romana, el Imperialismo, la Edad Oscura del Siglo XV, los Estados Nacientes del Siglo XVI, las Monarquías de los Siglos XVII- XVIII, y las Nuevas Democracias que nacieron en el marco de Estado Liberal en el Siglo XIX; se puede decir que éstos políticos que tomaron parte en la dirección de éstas sociedades, adecuaron su Justicia a las intenciones de conservar su poder, de manera que evitaron la promoción de la libertad absoluta de los derechos de todos los individuos, otorgándoles en cambio, garantías mínimas como el acceso a los servicios públicos previo al pago de un tributo o impuesto. De alguna manera esa voluntad que ellos imponían, a eso se le consideró Justicia.

No podemos olvidar los esbozos filosóficos que se han hecho a través de la Historia desde los Imperios Orientales, de éstas culturas que poseen gran cantidad de sabiduría, de principios morales y éticos, hasta las filosofía desarrollada de la misma Grecia de Sócrates ó en la filosofía moderna, donde en el marco de una Sociedad Ilustrada, se diera paso a la obsolescensia de las creencias teístas (Dioses), marcando así la evolución hacia un nuevo ser humano cientifista, que buscó por sí mismo la verdad de las cosas. Bueno, éstos esbozos filosóficos, proponen la libertad del individuo, libertad como derecho, libertad como “justicia” ante las barbaridades que sus gobernantes cometían contra ellos.

Así pués, más cercano a nosotros, desde mediados del Siglo XIX Marx proponía la Justicia Social, el derecho de todos, el derecho del proletariado, de la clase trabajadora frente sus detractores la clase empresarial burguesa; éste también es un ejemplo de la búsqueda de la Justicia, que se busca similar a siglos anteriores, como respuesta a una opresión en contra de los menos favorecidos.

La Justicia Política, entonces, se puede decir que ha variado moderadamente según la perspectiva ideológica de quién la ejecute; en primera instancia podríamos creer que existe una Justicia la cual ha sido, todas las normas adoptadas por los poderosos para hacer que la ley de alguna forma trabaje para que ellos puedan mantener el poder; ésto, visto de una perspectiva realista en la que puede converger el pensamiento de Foucault, Hobbes, Maquiavelo, filósofos que entienden el poder, no como un vegamen, si no, como una realidad que actúa si es cómplice con los intereses reales de poder gobernar una sociedad, es una posición muy conveniente para evaluar la Historia y la Justicia, por que al tenor de la pruebas (que nos brinda la Historia), evidentemente no existe una relación igualitaria entre gobernantes y gobernados, lo que existe es una relación vertical entre los menos poderosos con respecto a los más poderosos.

En un sentido idealista, en otra instancia, existe una lista de filósofos como Kant, Sartre, Rousseau, etc., y de maestros como Jesús, Buda, Zoroastro, etc., que proponen que efectivamente, sí existe la posibilidad de que se logre una relación igualitaria ente todos los seres humanos de manera que los gobernados puedan relacionarse igualitariamente con sus gobernantes; ésta tesis, a hoy, es la que ha logrado construir el Estado Democrático como le conocemos, en el que a partir de la conformación de una asamblea de ciudadanos, ésta Asamblea, representa el poder del Pueblo.

Entonces, la Justicia, ese gran diamante que todas las sociedades desean poseer en sus manos para vivir en un “justa” conviviencia, se torna, a partir de la complicidad humana, como algo difícil de obtener, pues la misma representa las intenciones en algunos casos de políticos de que sus ideales personales sean los que se cumplan y en otros casos la realización del pensamiento de Justicia que acompaña a la Democracia (Contrato Social: Rousseau).

Bueno, entonces en el marco de todo éste conflicto, al que se le podría ubicar como teórico-práctico, debe de concurrir que exista la verdadera forma efectiva de la Justicia, por que no podemos quedarnos divagando entre las páginas de la Historia, y nunca por la razones antes citadas, llegar a concocer por lo menos de lejos, la verdadera Justicia.

La intención de la Ley (Montesquieu), es componer de la mejor manera las relaciones humanas de los individuos entre los mismos individuos y de los individuos con el Estado, y además de éstas formas básicas, las relaciones entre los grupos sociales con ellos mismos, con los individuos y con el Estado. La Ley entonces, es la dimensión escrita de la Justicia, es en donde todo éste conflicto filosófico entre realismo e idealismo converge de manera que se dictan normas para componer las relaciones humanas, de una manera coherente.

A la Justicia, se le puede observar gracias a la Ley, en torno a ella es que podemos debatir los acontecimientos que han sucedido a lo largo de la historia, podemos observar con fatalidad cómo hace siglos la esclavitud fué algo justo, y de la misma manera, observar con grato regocijo, cómo a hoy existen los Derechos Humanos, que significan la protección más grande para el respeto de la integridad humana, entre otras cosas, reconoce el Derecho de la Libertad de todos los hombres y mujeres. Sea la Ley que sea, ésta será la que observe el comportamiento de la sociedad; entonces, podremos a partir de tales observaciones criticar la forma en que se imparte de la Justicia.

La Ley, empero, cuya imparcialidad intenta componer un sistema equilibrado, y en cuyo espíritu yacen hoy redactadas muchas normas coherentes con los intereses de una sociedad correcta, posee dentro de sus características intrínsecas, una que es una gran debilidad, ella (La Ley), es interpretada por personas (Jueces), mismas, que poseen la característica de poder cometer equivocaciones y/ó de juzgar para su conveniencia, por lo tanto, al estar interpretada (La Ley) por las mismas personas, queda de alguna manera limitado su sentido de objetividad y su eficiencia. El paso de los siglos nos lo ha demostrado, y nuestro presente también.

La Justicia, sin embargo, más que una Ley que pone en práctica su fisolofía, que es capaz de juzgar acciones humanas, es un ideal, un ideal que se necesita para que nuestra errada humanidad, intente encontrar la luz al final del túnel, luz que nos la ha opacado ese ansioso deseo de PODER que es el máximo cómplice de todos los desastres que hemos cometido y seguimos cometiendo.

Observado lo anterior, considero que en el caso de que la Justicia no tenga la capacidad total de dictar y ejecutar las mejores normas, entonces, quedará en manos de nosotros mismos poder sugerir el camino por el que debe de caminar nuestra sociedad; a la luz de los principios que individualmente profesamos, esa incidencia en la aplicación coherente de nuestras acciones con nuestros principios, puede iluminar el camino, un camino que los demás que no le comprendan, necesitarán observar pero en las acciones de otros; como ejemplos vivientes de nuestra justicia, podremos ser nosotros mismos los jueces que interpreten cuál debe de ser la SOCIEDAD CORRECTA.




Nuestra Responsabilidad.

Lo que he intentado exponer a lo largo del escrito gira en torno a una razón común, gira en torno a que todas las acciones tienen un responsable, se llama nosotros mismos, son nuestros actos, que se han multiplicado durante siglos de historia los que componen a hoy, nuestro presente. Es entonces evidente, que nos debe de preocupar lo que hacemos pues dichas acciones nos llevarán a consecuencias. Nuestras acciones parten de cosas simples hasta complejas, parten del cotidiano sobrevivir a la intrincada sociedad, somos individuos que poseen una cartera amplia de acciones; todas ejecutándose difúsamente por toda la sociedad, construyen la Sociedad.

Los actos que consistan en promover principios coherentes con lo correcto, serán los que beneficien nuestra convivencia de una manera saludable, los otros actos que se asocian con el poder, la avaricia, el deseo de poseer cada vez más, producirán Mundos desiguales, torpes, como en el que hoy caminamos.

Claramente, debemos de asumir una responsabilidad que es la que se asocia con razonar conscientemente si cada cosa que hacemos nos lleva a construir una SOCIEDAD JUSTA, si cada cosa que hacemos nos ayuda a construir sociedades pacíficas que convivan sanamente en armonía. Como se describió antes, nuestros ideales desean que la Sociedad camine en armonía, no desean guerras estúpidas por estúpidas ansias de poder, ni desean poseer más tierra a punta de armas y ejércitos. La responsabilidad a la que estamos sujetos, por lo tanto, es la de actuar coherentemente con los actos que promueven ésta sociedad correcta, así, de esa manera, nuestras actitudes humanas no caminarán en rutas contradictorias como las de ésta sociedad que desea la Paz a través de la Guerra.

Si finalmente, lográramos comprender que las acciones individuales de cada uno de nosotros, todas ellas convergen para convertir la Gran Sociedad, creo que con buena lógica decidiríamos actuar correctamente, que cada cosa lleve a su relativa consecuencia, como cuando salimos de casa y decimos: -volveré pronto-, con esa seguridad diremos, -éste es el camino-.