jueves, 18 de julio de 2013

ENTREVISTA A FUNCIONARIO DEL MINAET EN CAÑO NEGRO (Artículo de Elena Arce)


                                
                                                                                                     Elena Arce Salazar
                                                                                          Antropóloga
                                                                  
                                                                
23/11/2012



En 1984, bajo la administración Monge, se crea el Refugio de Vida Silvestre Caño Negro, con fines de estudio y conservación. En 1992 – 1993 se convierte en atracción turística. En 1995-1997 el entonces denominado MINAE asume la administración del Refugio, encargado del cobro por el ingreso al parque; desde entonces han estado presentes empresarios nacionales, locales y extranjeros - principalmente europeos -.
Actualmente el Refugio ve amenazada su existencia por varias problemáticas.

Aspectos de índole administrativos como la poca información disponible sobre el mismo para el turismo, la inexistencia de servicios para el turista, los cortos recorridos en lancha para observar la biodiversidad hacen que Caño Negro no resulte un verdadero atractivo turístico.

La problemática más grande se inicia alrededor del año 1995, cuando se empezó con la construcción de drenajes de los humedales, en la parte sur, hacia Guatuso, donde actualmente todos los humedales están drenados. En 1998 se quemó el 70% de todo el Refugio. Los drenajes se construyen para hacer fincas, para tener ganado. Los dueños de las propiedades drenaban los humedales y luego prendían fuego. Lo que sucede es que el Estado es dueño únicamente de las lagunas, de la mitad del total del territorio del Refugio (9.969 hectáreas) y no tiene ningún control sobre el área que se encuentra en manos privadas. Se cuenta con la información catastral, pero no se tiene control, ni hay vigilancia sobre la vida silvestre, menos sobre las fincas.

Las piñeras son el otro problema porque contaminan demasiado; algunas están a 500 metros del Refugio. Por ley los humedales son propiedad del Estado, pero en la práctica sucede otra cosa. Todas esas piñeras han invadido los humedales, han afectado zonas protegidas de quebradas, ríos, invadiendo humedales, lagunas, nacientes de agua, y han estado sin ningún control. Se han hecho muchas denuncias, algunas en el Tribunal Ambiental, el MINAET, etc., que han intervenido en algunas ocasiones, pero las empresas están operando nuevamente; otras empresas no han sido intervenidas y siguen haciendo lo mismo. Cuando llueve se arrastran agroquímicos. Las pineras construyen drenajes en condiciones que no deben ser y esto se agrava por las condiciones de la tipología del suelo, que requieren la construcción de curvas de nivel y drenajes (primarios, secundarios y terciarios). Algunas empresas buscan topógrafos, otros hacen el trabajo con excavadoras y maquinaria pesada.

La extracción piñera destruye los bosques, aplican la rasa del bosque (destrucción completa del bosque). Algunas de estas empresas son: Agrovitses, Agrícola del Valle, Kruma, Finca 11 (antes llamada Naturela). Son empresas que se dicen nacionales, pero de fondo hay empresas extranjeras que las financian o están en la misma sociedad. Los que más han intervenido en esto son los Arias, que tienen fincas piñeras dentro del Refugio. Naturela es de ellos, con capital aparentemente alemán.

En el caso del MINAET éste no tiene la atención debida en la protección del Refugio, no hay funcionarios que hagan el patrullaje, por falta de recursos o por mal uso de éstos; porque ingresa mucho dinero a Caño Negro y se desaparece en otras cosas, llegan a manos privadas. Por ejemplo, hacen diagnósticos de proyectos que no tienen ningún fin y el dinero se lo reparten en proyectos privados. En el caso del Proyecto Río Frío, cuyos fondos los ha manejado la ONG Inbioparque y que coordina todas las acciones con el MINAET, han otorgado capitales a empresas para remodelaciones, muchas no lo necesitan pues tienen recursos, y no se benefician las iniciativas locales de personas con pocos recursos o simplemente los fondos no se invierten en las prioridades reales de la comunidad. Además, hay proyectos fantasmas, como el proyecto caimanes o el proyecto de tortugas; el MINAET los aprueba, les da financiamiento y éstos ni siquiera cumplen con los permisos legales y no los ejecutan. Esta situación se da desde hace unos 15 años.



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